domingo, 22 de febrero de 2015

Sombras y luces

Foto: Menchi Arbego
- ¿Qué ha pasado? preguntó. 

Agustín, a horcajadas sobre el cuerpo ladeado de Lucía, intentaba calmarla sujetándola y limpiando las lágrimas mezcladas con sudor que  empapaban su pálido rostro.
- No lo sé, me despertaron tus gritos y al mirarte, tenías la mano levantada como despidiéndote, contestó él con voz temblorosa.
- ¿Quién eres, estoy soñando, qué está pasando, dónde estoy? ¡Suéltame! gritó Lucía agitada.
La ambulancia llegó antes de lo esperado. El médico entró en la habitación con la medicación cargada en la jeringuilla. Varios profesionales tuvieron que sujetarla para poder inyectarle el potente relajante y, aún después de haberlo administrado, Lucía convulsionaba, con la mirada perdida y las pupilas mióticas.
Cuando los síntomas empezaron a remitir, fue colocada en la camilla y el médico informó a Agustín que se trataba de un cuadro de delirium tremens, probablemente inducido por alguna sustancia tóxica ingerida horas antes.
- ¡Ella, jamás... Es la persona más sana que conozco! contestó Agustín aterrado.
- No se preocupe, dijo el médico. Cuando esté hospitalizada, los especialistas filiarán la patología concreta que padece su pareja y le informarán debidamente. Por cierto ¿es usted su pareja, supongo?
- No, bueno, sí; bueno, amigo...Titubeó el hombre. El médico, sin emitir respuesta, subió a la ambulancia y se sentó junto a la camilla de la desmadejada paciente cuyo perdido conocimiento parecía ser causa de un llanto cerebral profundo parecido a los alaridos de un animal gravemente herido.
- Si no le importa, añadió el ambulanciero mientras cerraba la puerta trasera del vehículo, avise por favor a la familia e infórmele que debe acudir al Hospital de Santa Fe, donde quedará ingresada.
Dos horas más tarde, el Dr. Verdacio  daba la noticia: Lucia ha fallecido.
Agustín, único acompañante en la sala de espera del frío Hospital, con ojos rebosantes de lágrimas y voz apagada gritó: ¿Por qué, qué le ha pasado a Lucía?
- Diagnostico dudoso, le recomiendo que vaya llamando a su abogado. La policía no tardará en presentarse. Lo siento, tiene usted un panorama bastante complicado, indicó el Dr. sin detenerse a escuchar respuesta.
- ¡Agustín, Agustín, se acabaron las cenas copiosas, es evidentes que son la causa de tus peores pesadillas! dijo Lucía sacándolo del profundo sueño.

Caprichos del cielo

Foto: Menchi Arbego
Se despidió la nube de su bandada
con intención de adueñarse del cielo 
Pero le negó el cielo tal capricho
y se quemó la nube con su propio fuego

jueves, 5 de febrero de 2015

Volví a verla, errante

Foto: Menchi Arbego


Recuerda, además de correr, sé volar, dijo, y alzó el vuelo. Aventajó a la cometa multicolor que se retorcía como una culebra distorsionando el cielo de la playa, y se escondió entre los nubarrones atardecidos que oscurecían la arena. Permaneció allí hasta que la luna abrigó suavemente la sombra de la noche para no delatarla. En los preludios de la madrugada volví a verla por última vez, errante, galopando sobre una estrella fugaz, cerrando el cielo tras su triunfante huida.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Fraseletreando, con perdón, al gran Luis Borges


Concurso "FRASELETREANDO" Blog: Almas de Bibliotecas y Cines


"Somos nuestra memoria, 
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos"

¡No somos otra cosa, sólo eso!
Nuestra memoria, la que enreda nuestra vida y desconecta
en momentos puntuales o en el instante mismo de estar muerta

¡No somos otra cosa, sólo eso!
Ese quimérico museo de formas inconstantes que fenecen
sin llegar a soldarse, convertidas en sombras de la mente

¡No somos otra cosa, sólo eso!
Espejos que van encandilando a quienes llevan dentro
Ese montón de espejos rotos a quienes burla el tiempo

"Somos nuestra memoria, 
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos", dices

¡Y comparto contigo Borges, no somos otra cosa, sólo eso!



martes, 3 de febrero de 2015

Te estaré esperando

Foto propiedad de Menchi Arbego
Esta vez, cuando vuelvas, te estaré esperando
para amarrarme a tu alma con el amor más grande
Con el que yo te siento, con el que tú has soñado
Con el que nos tenemos, el que hemos diseñado

Esta vez, cuando vuelvas, esperaré en la cama
Reposando en silencio, descalza de pijama
Con  las sábanas blancas bien planchadas
Con olor a vainilla, a azahar, a lavanda

Esta vez, cuando vuelvas, abriré la ventana
Para que traiga el viento olor a retama
Para que arriben hadas rociando mariposas
Para que entre la luna dibujando tu sombra

Esta vez, cuando vuelvas, estrenaremos puerto
Con un mar sin fronteras de aguas escampas
Aferradas las almas sin cabo a tierra
Con cielo despejado de toda quiebra

Esta vez, cuando vuelvas, te abrazaré despacio
Con los ojos cerrados penetrando dentro
Con los labios besando en sagrado silencio
Con las manos tocando para sentir que es cierto