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Foto: Menchi Arbego |
Exhalaba los suspiros
de tristezas aún
cercanas
Aquella noche tranquila
que se retrasaba el alba
Aquella noche de invierno,
que en invierno,
es aún más larga
El tanatorio vacío
Sin presencia de una lágrima
Él, cadáver
que espera entierro
Ella, temiendo
que fuera un sueño
del que pronto despertara
La tranquilidad sentida
cuando el nicho se cerraba
volvió a sacarle un suspiro
de alivio, pena y descanso
La existencia de aquel hombre,
ya no conjuga presente,
pero el calvario aún no acaba
A ella le siguen sangrando
arañazos en el alma
Sufrir que estragó con golpes
el supuesto enamorado, quien,
con cuentos de perdones,
llegó a hacerle confundir
gestos de amor y maltrato
¡Cuanto tiempo malgastado,
anhelando este momento
por no sufrir más quebranto!
Con destellos de alegría
por haberse liberado,
hoy cobran vida los sueños
que daba por desahuciados