miércoles, 28 de mayo de 2014

Madre/feto: Todo se volvió negro

Con la parsimonia que da el desánimo, se pusieron en pie, avanzaron hasta la puerta, entraron y tomaron asiento al otro lado de la mesa.

La dificultad idiomática de ella era absoluta. Él, trasladó la información y la respuesta no precisó traducción. La joven enterró su cara en la flexura de su brazo derecho mientras levantaba el otro brazo señalando al techo con imparables movimientos de mano expresando el "NO" más rotundo, negando la existencia al desafortunado feto que gestaba accidentalmente desde que un sin nombre ensució violentamente su vagina con semen contaminado de misoginia.

¡Santo Dios, es una niña! pensé. Todo mi cuerpo sudaba las lágrimas que negaban hacerse patentes en mis ojos para evitar añadir más pena, si cabía, al paisaje.

Intenté sumergirme en la profundidad de su mirada con intención de acariciar su alma, pero lo impidieron sus ojos. Parecían un puzle de vidrio derramando miradas petrificadas sobre un trozo de desierto agrietado, mientras su desolación teñía de luto el nácar transparente de la bolsa amniótica, coloreando del negro más intenso la oscuridad reinante en el nido uterino.

2 comentarios:

  1. Esos seres indefensos, frágiles, generalmente son quienes pagan los platos rotos, besos Menchi, felices sueños

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    1. Cierto, ¡qué penita!. Pienso qué será de ellos cuando crecen tan desarraigados de todo desde que se están desarrollando. ¡Que Dios les regale varios angelitos de la guarda!
      Un abrazo Alejandra :)

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