jueves, 20 de noviembre de 2014

Inocencia mordaz

Miró mis zapatos, luego mis ojos haciendo un guiño. Sonreí pícaramente. Sabía que le gustaban los zapatos color burdeos. Lo había dicho en clase la tarde anterior.

Cogidos de la mano, llegamos al parque de atracciones más grande del mundo y elegimos las que nos permitía sentarnos pegaditos, no para evitar peligro de caer, no, sino para sumar emoción a nuestros adolescentes cuerpos en la primera experiencia de amor que compartíamos.

Confesó quererme desde antes de verme con zapatos burdeos, y yo, le aseguré que fue casual, no intencionadamente, ponérmelos esa misma tarde.

Falso consuelo

Se estira en el sillón, marca el número de teléfono seleccionado, cierra los ojos y espera la respuesta: 

- ¡Hola, éste es el contestador automático de  Pilar y Jose, en este momento...

-Pilar mi vida, te quiero, por favor, coge el teléfono!

Los besos y caricias de Pilar recorren el cuerpo de Jose, hasta que el desagradable pitido señalando el final del mensaje grabado.

- ¡Maldito cáncer... No puede ser... Pilar, mi amor, no me dejes, te necesito!

Como si de una adicción se tratara, hace años que Jose remarca incansablemente el mismo número una y otra vez.

Sediento amor

Sediento amor prodigando lluvia
Hipnotizado vive buscando lecho
de aguas limpias que corran por arterias
propiciando vida, ahogando con cariño
falsas quimeras

Sediento amor prodigando lluvia
Que caliente la cuna del mismo río
con afluentes cargados de agua serena,
con caudal rebosante de antojos finos,
con el cauce repleto de buenas nuevas

Sediento amor prodigando lluvia
Que remueva cielo, alma y tierra
Blancas nubes resaltando arco iris
Calor de fuego sobre el sueño
que anhela

Sediento amor prodigando lluvia
Que empape hasta las sábanas,
la cama entera, de sabor agridulce,
Olor a rosas frescas, regada con humores
de una existencia ajena

Calma y silencio

Imagen y frase propias
































miércoles, 19 de noviembre de 2014

Husmeando recuerdos



Foto: Menchi Arbego
Toda huella es recuerdo




















Me pongo a rebuscar recuerdos vivos
Sé que existen enredando huellas 
escritas en mis entrañas con mentiras,
ocultando las experiencias más sufridas

Nací en un mes de invierno percibiendo
la diferencia de mi calor y el frío
Seguro me abrigaron unos brazos
que debí sentir ajenos a los míos

Crecí jugando, como todos los críos
Pero, por más que intento, no recuerdo
los juegos que aprendí, los que enredé
los que gané y los que perdí

Me zambullí hasta no hacer pie en mi alma
Me ahogaba entre escondrijos sombreados
Demasiada profundidad hasta un fondo
hasta ahora totalmente inexplorado

Desperté bañándome en el ansia
de un sudor que empapaba mi cama
Cohabité un sueño husmeando recuerdos
que habían tenido memoria olvidada

sábado, 15 de noviembre de 2014

Dos verdades: Nacer y Morir

Imagen propia. Luz y sombras; brotes y hojas secas; nacer y morir


























Lanzarote 12 de noviembre de 2014



Querida amiga:

Estás sufriendo, lo sé, y yo contigo. No sé por qué razón nos cuesta tanto aceptar las únicas verdades de la vida, nacer y morir.

Compartir con los seres queridos que acuden a nosotros para cobijarse cuando esperan la muerte de forma inminente, máxime cuando la sienten como enemiga que viene a arrebatarles el alma y se aferran a la vida, alargando su agonía, es un sufrimiento para el que no solemos estar preparados, los unos, ni los otros.

Me entristece sentirte sufriendo tanto. Sé por experiencia que son momentos de continuo titubeo entre lo que se debe, se puede, es mejor o peor, sin llegar a conclusión válida alguna, porque cuando no se ha vivido la experiencia, no se sabe cómo afrontar la situación, e incluso, habiéndola vivido, tiene connotaciones tan diferentes que limitan el uso del aprendizaje adquirido. 

El momento más cercano al final de la vida de un ser querido es muy doloroso y nuestra mente se resiste a asumir el duro sufrimiento que conlleva. Por momentos, parece que se raja el alma, que te revienta la cabeza, que te explota el corazón...Y corres de un lado a otro por laberintos que llevan ineludiblemente a un mismo lugar, cargado de pena e impotencia, donde consuela nada, donde hasta el llanto sobra, donde el silencio grita, donde la esperanza se agota y, llegado el momento justo, el tiempo parece eternizarse, la vida se desborda y se pierde.

Y, casi siempre, te reprochas que algo se pasó por alto, estando atenta.
Y, casi  siempre, te reprochas  no haber dicho algo que deseabas haberle confesado.
Y, casi siempre, te reprochas que fueron pocos besos, abrazos; escaso todo.
Y, casi siempre, te reprochas que ocurriera cuando menos esperabas, esperando.
Y, casi  siempre, te reprochas que faltaba alguien importante que olvidaste avisar.
Y, casi siempre, te reprochas no haberte dado cuenta del momento justo, estando alerta.
Y, casi siempre, te reprochas cómo se ha desenvuelto todo sin enterarte casi.

Todo parece nada, aunque te hayas vaciado y, te sientes tan perdida como el mismo consuelo, que debería estar abrigándote el frío, pero no se encuentra.

Amiga, decirte que intentes evitar los, a veces inevitables, ”Y, casi siempre” para que, cuando ocurra el desenlace, puedas desahuciar pensamientos que suelen asaltar juzgando lo que podrías haber hecho y no hiciste. No desfallezcas, ten paciencia, exprésale el amor que salga de tu alma, abrázala, bésala, dale la mano, acaríciala, tócala, cuídala, mírale a los ojos, escucha sus respuestas, aunque sean calladas, respira sus silencios…Pregúntale qué quiere y dale si puedes lo que pida. Piensa en cada instante que son sus últimos deseos; su despedida. Después, sólo queda rezar.

Por último amiga, deseo que tu madre descanse  en la misma paz que quede amparando a tus hijos, a ti y al resto de familia. ¡Ánimo amiga, es parte de la vida!

Abrazos muy, muy fuertes, de alma a alma, Menchi

lunes, 10 de noviembre de 2014

Desahogando equipaje

Ambiente de tormenta, con mar sin olas y orilla crispada
Playa de existencia, con arena agrietada. Un hombre
y su sombra pegada al suelo, agarran la pisada y caminan
buscando un vertedero donde vaciar lo oscuro de su vida
A su izquierda, una pequeña isla habitada por bruma
Entre aguas, arrecia el viento en contra prorrogando arribo.

Protegido con ropa, gabardina, zapatos, bufanda al aire, gafas
y un reloj, que resta horas, y suma canas ocultas tras la boina
No es la lluvia quien persigue al hombre, es el hombre quien
la lleva arrastre, guardada en su paraguas, creando su paisaje
Sin ver un horizonte que lo oriente, no avanza, aunque camina.

Superar las charcas que han borrado desahuciadas huellas
Barrer con viento caminos incrustados de sufrir y penas
Desahogar equipaje de las entrañas de un alma, requiere:
Mirar al frente, erguir cabeza y tronco, sembrar presente
¡Actitud, imprescindible para cambiar un panorama, siempre!

viernes, 7 de noviembre de 2014

¡Tenemos que cambiar el panorama!


Trágico panorama el que vivimos
con tanto sufrimiento para adultos y niños

¡Pobrecitas criaturas
nacen con la existencia medio perdida!

El hambre los devora, el dolor los cobija
La soledad del alma, su mejor amiga

Duro entramado de gente pobre y rica,
los unos reciclando, los otros sin comida

Sufrida vida para quienes ya casi ni respiran,
para quienes la angustia y la ansiedad, asesinan

¡Qué injusta vida, cuánta gente enferma,
muriendo de hambre, viviendo en la calle, respirando ruina!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Se ha instalado este otoño en mi alma

Foto: Menchi Arbego























Se ha instalado este otoño en mi alma
Deshojando recuerdos que dormían
Esparciendo emociones ignoradas
Reviviendo apegos que existían

Se ha instalado este otoño en mi alma
Corren los recuerdos como hojas secas
por mis entrañas y mi cabeza
Vaivenes de sentires se entremezclan

Se ha instalado este otoño en mi alma
El viento, arrastra olas de lágrimas
con olor a ausencias y quimeras,
que mueren al besar la orilla de mis playas

Se ha instalado este otoño en mi alma
Ha invadido y anidado en mi ser, 
como si éste no tuviera dueña,
como si solo su sentir primara

Se ha instalado este otoño en mi alma
Trayéndome recuerdos de mi padre,
abrazos compartidos con el viento,
olores a salitre y perfume de madre

Se ha instalado este otoño en mi alma
Segura estoy, me dejará en invierno,
cuando mi llanto se convierta en nieve
y mis emociones enfríen el aire