Se estira en el sillón, marca el número de teléfono seleccionado,
cierra los ojos y espera la respuesta:
- ¡Hola, éste es el contestador automático de Pilar y Jose, en este momento...
-Pilar mi vida, te quiero, por favor, coge el teléfono!
-Pilar mi vida, te quiero, por favor, coge el teléfono!
Los besos y caricias de Pilar recorren el cuerpo de Jose,
hasta que el desagradable pitido señalando el final del mensaje grabado.
- ¡Maldito cáncer... No puede ser... Pilar, mi amor, no me dejes, te necesito!
Como si de una adicción se tratara, hace años que Jose remarca incansablemente el mismo número una y otra vez.
- ¡Maldito cáncer... No puede ser... Pilar, mi amor, no me dejes, te necesito!
Como si de una adicción se tratara, hace años que Jose remarca incansablemente el mismo número una y otra vez.
Por lo menos le queda ese falso consuelo a Jose. En situaciones como esa, es su bálsamo.
ResponderEliminarAbrazos Menchi.
Sí, es un hecho real que viví con pena por el dolor que le producía a mi amigo. Si escuchaba, porque la escuchaba; y si no, por no escucharla. Fué una auténtico drama que le costó mucho tiempo superar. Feliz día. Un abrazote :)
EliminarMuy doloroso pero hubo amor y mucho. Es difícil pasar página con algo así. Muy bueno Menchi. Un abrazote
ResponderEliminarNuevamente, gracias Ana Lía, lo dicho. Feliz semana. Un abrazote
EliminarMuy triste, doloroso el proceso de la muerte, el dolor de la perdida, la aceptación de lo inevitable y contra lo que no podemos luchar.
ResponderEliminarMe ha emocionado.
Un gran, gran abrazo.
Hola Lucía, muchas gracias nuevamente. Lo dicho. Un abrazote
EliminarHay duelos que duran toda una vida. Y nunca se superan...
ResponderEliminarSaludos,
Hola Carmen, muchas gracias por tu comentario, lo dicho. Feliz semana. Un abrazote :)
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